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jueves, 8 de noviembre de 2012

LEER O COMER POESÍA CRUDA…
Hablar con Dios supone un acto místico común al hombre que dirige su mirada al paraíso, pero hablarle a Dios supone una condición de ángel (hombre) caído, de sueño roto que abre los ojos y aprieta el corazón ante el negocio de este mundo.

Oscar Flòrez Támara le habla a Dios, “Señor, no has descansado. / Al juzgar tantas infamias tu tare es infinita” y lo humaniza para que vea desde los ojos del hombre este continente en vigilia.

Confesiones a Sol Abierto, es una ancha y dolorosa carta o tal vez la memoria de este mundo o nada… “Todos desconfían de la voz y la palabra”
Leer o comer poesía cruda es un bueno para recuperar el insomnio y los monstruos perdidos de la infancia.
Jorge del Río