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martes, 28 de diciembre de 2010

DONDE HABITAN LOS EXILIOS

DONDE HABITAN LOS EXILIOS
ORÁCULO DE LA MUERTE, LA NOSTALGIA Y EL AMOR


Como el amor la muerte, ese animal astral y vetusto puesto en la puerta. Como la sangre el fuego, ese otro circulo de tangente pérfida y caída siempre y otra vez siempre. Algo terrible habita en los exilios del hombre, un oráculo antiguo nos traen estas páginas de José Luis González Mendoza, Donde Habitan los Exilios, tierra que arde.

Pasó que llegaron a Chengue, a Salitral, a El Salao, a Coloso, a Macayepo… llegaron… y llegaron… y llegaron, pasó que la noche del mundo fue mas noche, pasó que la sangre llamo a la tierra, pasó que la muerte trajo sus muertos, sus agónicos, sus descalzos degollados, los de Troya, los de Persia, los de Cartago, los de Roma, Los de Bizancio… los de María… pasó que todos morimos.

Junio 1 de 1999, día 01 de exilio. Llueve una soledad interminable adentro, el poeta esta en el circulo inicial de la sangre y el fuego, y la saga reza que no hay olvido. Entonces nace toda la dulce Grecia, toda la fuerza de su mitología y su filosofía y son las estaciones solitarias de Buenos Aires, y los dioses del griego y los muertos Monte Marianos los que cantan ahora en la rama partida de los sueños. “Para olvidar mis nostalgias huí hasta el sueño/ profundo de los muertos de La Chacarita y de La Recoletta: Pero la nostalgia de sus muertos me recordó mis muerto, los muertos de Macando”

Pero el amor, ese otro animal profundo perduró y María Rebeca o Penélope hicieron un centro Donde Habitan los Exilios, una nostalgia salvífica olorosa a yerba en la pradera, un otoño que aguarda en el lugar justo del insomnio. Por eso hay un burladero momentáneo y valiente frente a la muerte que las calles de Borges conocen bien.

Entonces aparece el mar, el mar Caribe y ahora la brisa salitrosa que sazona las palabras y los días vividos, el arte de la amistad y los frutos del trópico que preñan el continente de guayabas y mangos. Por eso José Luis González dibuja estas letras: Me moriré/ en tu seno un día lejano en otoño Caribe. /! Ved como sufro!      /! Ved como nacen los cocos  en la salobre arena!

Oráculo de la muerte vieja, del amor que perduró, del llanto de las viudas, del hipo de los muertos, del otoño y los crepúsculos, del griego y sus sueños, de las palabras por decir, Donde Habitan los Exilios, también es un poemario de la esperanza, un duro grito lanzado desde Santiago de Chile, Buenos Aires, Cartagena de Indias, Santiago de Cali, Santa fe de Bogotá, Sincelejo, una palabra grande que nos toca a todos como un pan, un cielo prometido por la oración del poeta: “Resembraré algún día, de nuevo, en azul, la flor marchita de estos sórdidos campos, antes floridos de aguacates y mandiocas, hoy rebosantes de fosas comunes, donde ahora sólo habitan Ares y Belona”

Jorge Del Rio
Sincelejo, última semana de 2010






viernes, 24 de diciembre de 2010

Fin de año

Fin de año ahora

Es de espuelas el verano
pero yo soy las barbas de la lluvia aún
su luna desvelada de vegetales alucinados
la fecha muerta que pudre al año
nuestra ida eterna

Jorge Del Rio

martes, 21 de diciembre de 2010

UN POEMA OPORTUNO

Tiempo

Amanece un luto de cigarras
en los ascensores de la gloria
la nada volverá por sus hijos
en el hambre antigua de los océanos
Toda muralla es aplazamiento

 Jorge Del Rio

sábado, 18 de diciembre de 2010

LAS CALLES

Poema de las calles


Las hay que te caminan pleno
son las mismas que te asaltan
luego en un lecho de inquilinato
o en la penumbra de una mujer sin rostro

Calles de una sola mirada
que la muerte no te devuelve jamás
por eso loco se miran
y vuelves los ojos pavorosos
hacia un punto una luz una ventana

Pero calles… calles aladas
calles lloviendo… La virgen de la cueva…
para un triciclo o un caballito de palo
…silencio… ya nadie responde


Jorge Del Rio
De Los Cuadernos del Descreído

LA NOCHE DEL NAUFRAGIO

LA NOCHE DEL NAUFRAGIO Y OTRAS VOCES DE LA TIERRA

Aun con el texto vivo entre la manos, como un pez que sobrevive al habita voraz del lector, La Noche del Naufragio y otros relatos, me ha traído en sus aguas tormentosas el prodigio de lo vernáculo cosido con el hilo del arte refinado, la voz fresca del hombre y la tierra en las colocaciones de la estética narrativa universal. Prodigio que nombro para decir de la obra José Hipólito Palomo Zurique.
Personajes vivos que narran desde el fuego mismo de la leyenda, gentes corrientes que nos traen los siniestros del corazón humano, mujeres y hombres arrasados por la pasión, el sueño y la gloria; de todo ello está construido este libro de relatos que he bebido como un licor flamígero. 
Así las cosas, Palomo Zurique no repitió la saga común de nuestros narradores vernáculos, ni se embriago con formulas academicistas y artilugios lingüísticos, José Hipólito dejo hablar, permitió cantar a la tierra, abrió el grifo para la corriente palpitante de la vida misma, probo raíces profundas y secretos de linaje. La Noche del Naufragio y otros relatos, entonces es un texto agitado escrito a voces, escrito a tierra, hecho a monte.

Con mí amista:
Jorge Del Rio
Sincelejo, invierno de 2010

TRES MUÑECAS DE CRISTAL

TRES MUÑECAS DE CRISTAL,
ENTRE EL AMOR Y EL DASARRAIGO

Por: Jorge Del Río
Hablemos de amor en medio de la feroz condición humana, hablemos de Tres Muñecas de Cristal, porque respiro amor en esta tú más reciente novela, Andrés. Un amor viejo te cose los pliegues de la memoria y se por tú viento que ayer todo fue mejor, hasta la desdicha, como bien diría Borges.
 Cada vivencia que dibujas es de esta manera una acuarela bucólica, una tela con trompos y niños, con sueños y arboles, con tías y ventanas que nos recuerdan al más puro trazo del amor. Fui por las calles hasta lecho de las muñecas y de ternura se hace cada pagina.
 Pero el amor como la rosa también tiene sus espinas y Andrés Elías muestra la gran ciudad con sus dientes y fríos, con sus uñas grises que rasgan el corazón del provinciano que llora sus raíces, su barro primero cuando la noche se llena de sirenas trágicas y crímenes vulgares. Esa otra cara del amor hace de Tres Muñecas de Cristal una novela también del desarraigo, del amor y el desarraigo.
 Así, Flórez Brum cumple con una novela entera, de ternura y dureza, de pasión y lágrima, de noche y día, una narración de cara y sello como la vida misma, como el arte siempre inédito de vivir.

Sincelejo,  Enero de 2010
Cuando el dictador aún sigue allí


viernes, 17 de diciembre de 2010

Seis líneas por las ciudades perdidas

Seis líneas por las ciudades perdidas

Pompeya Petra Palmira Persépolis…
no era más que polvo la voluntad de los dioses
el enigma guardado tras la ruta del sol
y el llanto antiguo de la raza Tierra enceguecida
Arcos del más allá Ebriedad del tiempo
que no tiene sino polvo en su reloj de arena

Jorge Del Rio
De Los Cuadernos del Descreído

CARTAGENA 1695

Cartagena de Indias (1695)

Sucede este 1695 y te amo…
la herradura tatúa la piedra
 y cabalga la noche al fondo de la vida
El mar regresa en la voz de los almendros
fundando olas en tu pelo
La estación de los muertos
llueve vientos en tu falda
manchada de olvidos rumorosos
Una raza encadenada abre la ciudad antigua
Getsemaní llorando es un solo tambor
Grito en las cuatro direcciones del mundo
“de aquí tome mi barro primero”
y tiemblas como misa amándome
desde el farol de tus cien soles conquistados

Jorge Del Rio
De Los Cuadernos del Descreído 

jueves, 16 de diciembre de 2010

HOMBRE

Hombre

Podemos pedirte que te sientes
y apagues el café así como camino
para que enciendas la derrota
justo al lado de tus sueños
como una llamarada de agua cineraria
vaciada en la sangre
y las horas del cuento de este mundo


Queremos muestres tu mansa piel de vencido
aquellos ojos que no merecieron el cielo
la noche de tu fiebre y tu delirio
donde todas las luciérnagas fueron astros
y un olor de alas pobló la tierra
sólo por el esplendor de la muerte
y la madera de su tacón partido en tu puerta


¡Qué jodida! Ahora cuando tienes al fin conciencia de tus glándulas y usas jarabes de manera previsible para un aliento más denso, ahora cuando le agarraste el gusto a tus zapatos y demoras el corazón en la cama, cuando saludas con campanas un domingo y comes hojas con la solemnidad de un caballo, cuando esperas y conoces la lluvia, cuando ríes y conoces el fuego, ahora, justo ahora, descubres que no pudiste conjurar el tiempo.

Jorge Del Rio
De Los Cuadernos del Descreído

PORTALES DE POESÍA DISPONIBLES: JORGE DEL RIO









CARTA DE PRESENTACION LIBRO CUCHILLO DE LUNA DE CRISTO GARCIA TAPIA

Sincelejo, postrimerías del invierno de 2010

Apreciado Poeta
Ahora que lo recuerdo Cristo, siempre que te encontré no te buscaba, tu poesía me asaltaba invariablemente en los lugares más insospechados y antipoéticos de la rutina, hasta el punto mesiánico que su lectura era el único acto salvífico entonces. Tal vez por ello te leí con sangre, con músculos, con algo de piel y espíritu, en una batalla honda por la raíz humana.
De esta suerte, Salutación y tedio, lo leí por vez primera en un taller de mecánica, lo rescate de aquellas fauces minerales donde yacía confundido entre las prensas y los hierros como un Hada en medio de las fiebres de un burdel. A Caminante en la palabra, lo encontré en una de esas visitas interminables de domingo por la tarde, lo extraje de entre unos libros de cocina y bricolaje y devore sus páginas como un adolecente enamorado. Memoria de la luna de Mamá, fabuloso viaje por la ternura y la imagen, que consentidamente hurte a un amigo y hoy aun no devuelvo.
Pero cuando pensé que estaba a salvo de los encuentros premonitorios y sorpresivos con tu poesía, Cristo, halle Cuchillo de Luna, todavía tibio, aún niño, dormido entre los vericuetos de la tipografía, con ese olor a tinta fresca que aún conservo y una vocación de cuchillo para tajar la piel de cada noche, para guillotinar las hojas de la vida.
Felicidades y larga vida a este CUCHILLO DE LUNA, que viste de gala, una vez más, nuestras letras nacionales e Iberoamericanas.

Con mi aprecio y amistad:
Jorge Del Rio

PRESENTACION DEL LIBRO TIEMPO SIN TIEMPO

ESTACIÓN TRISTE EN TIEMPO SIN TIEMPO

Desde lo más lejano de los años/llegan presencias y olores/Cantos y rastros de mi vida, y es asi como Ignacio Verbel nos trae los ecos de un mundo desgarrado a pedazos, entristecido por defecto y tocado por la muerte, un mundo propio y de todos, una morada irrenunciable donde habrá que soportar el peso de los años y ser hombres y llamarnos por nuestros nombres desquiciados.

Con Tiempo sin Tiempo, la cosa esta de otro modo, entras por sus galerías y tropiezas pedazos de luz desperdigados entre el lodo, hay palabras que te quieren ahorcar y hombres trastocados en lobos en pos de tu aliento y tus zapatos. Entonces descubres que somos el infierno, si, asi como lo oyes hermano, el infierno.

Ahora suponte que Dios no se cuela en esto, que el asunto es espantosamente humano, que Los masacrados son tristes/Tristes sus cuerpos desgonzados/Tristes sus rostros. Y que un antiguo llanto ensucia los colores de la vida. Asi la cosa estaremos implicados hasta los tuétanos….porque toda oración se ha hecho inútil, porque toda marcha se ha hecho inútil, porque todo el llanto se ha hecho inútil…

Pero qué pasa con la muerte y sus muertos, ha que estarnos aquí entre rosales y espinas en un mundo prestado de mala gana, la muerte que extingue lo amado y trae cantando el olvido que seremos, es recompensa-castigo para nosotros los implicados, para nosotros los sin tiempo, para nosotros los lobos, para nosotros diablos o ángeles…

Por eso Ignacio vuelve a los brazos de la madre, a escuchar las historias buenas en su pecho, a lavar la guadaña de los desvelados bajo tierra, a quitar la sangre de su rostro… este retorno es de agua… de savia fresca y viento entre la arboleda despeinada… la infancia es entonces el único paraíso perdido del hombre, su único pasado-presente-futuro, su sola mueca de asombro y esperanza.

Este mismo retorno nos salva, redime al mundo, alza una voz por oasis vivos y nos lleva a cantar con el poeta Por la mano que nunca acarició una flor/Por el labio que nunca dijo beso ni dio besos/Por el polvo herrumbroso de las calles de la infancia/Por este día común y corriente/ y por mis ojos que buscan la alegría

Amable lector, no son buenos los tiempos y leer poesía es un peligro, cerrar los ojos espanta, abrir surcos desvela a los muertos… Tiempo sin Tiempo, eso somos, infierno, paraíso perdido, agua derramada.

Jorge Del Rio
Sincelejo, diluvio de 2010

miércoles, 15 de diciembre de 2010

MOMENTOS LITERIARIOS

Manuel Zapata Olivella


Por la usurpada memoria del ancestro
Por el mito roto y su obstinada agonía en los seres
Por la piel del tambor y los pigmentos de la vida
Por ésta América oscura de sueño y leyenda
Por la cósmica estirpe de los hombres
Por la danza y su espuma hechicera
Por el holocausto de los dioses olvidos que no olvidan
Por el fuego secreto en el bodegón negrero
Por el rostro abatido y el corazón en llamas…
Jorge Del Rio
Poema escrito y leído en la visita del maestro a Sincelejo, Octubre de 2002
Con el maestro Manuel Zapata Olivella



 











Con el poeta Jorge Marel










Con el poeta Giovani Quessep, Cristo García Tapia y Martin Martinez, sentados Jaime Merlano y Jorge Anaya.













Recital (2004)









Poemario
Derrota otra vez del olvido (2004)

domingo, 12 de diciembre de 2010

CHINÚ 2010

Leza Reza e Ignacio Verbel











Ricardo Vergara Chavez, Ignacio Verbel Vergara, Jose Luis Gonzalez, Francisco Atencia y Jorge Del Rio










CHINÚ 2010
















CHINÚ 2010 EN IMAGENES

lunes, 11 de octubre de 2010

Que Jardín Ardimos de Ojos Vendados



A: José Sarabia
Martin Martínez
Raúl Gómez Jattin
Y ni el mar los pudo consolarlos
-Jorge García Usta-


Que jardín ardimos de ojos vendados
que noche untamos de vidrios y escombros
que sueños tiznamos de pura razón
que ya no quisieron volver…

Si apenas ayer había una lámpara
encendida en por cada río
una música distinta en cada fruto
un día ancho de algarrobo para doler el canto

Terrazas de Getsemaní
pudrideros de la Media Luna
muertos fustigados de la calle Lomba
Habrá secretos que no merecemos
Y una culpa tatuada en cada hombre

José duerme hijo…
Martin duerme hijo mío…
Raúl duerme y otra vez duerme hijo nuestro




Jorge Del Rio
De Los Cuadernos del Descreído