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lunes, 22 de abril de 2013

Fotogrtafia: Jorge del Rio 

CRÓNICA  DE UN HOMBRE DEL BAJO DE LA MARCELA

Al nacer un hombre en el Bajo de la Marcela
Vale más que otro hombre
En cualquier parte del mundo

A los dos años conoce el sabor de la tierra,
Los deseos del barro por su ombligo
Y la forma en que sabiéndola orinar
La tierra deja de ser polvo.

Y el amor de dos cuerpos
Que se pegan y le pegan
Y reúnen para él cuarenta granos de arroz
Para que pueda conocer otro día

Al cumplir diez años
Comprende que la ceniza que se acumula
En su camisa es diferente

Y que tendrá que usar los puños
Para llegar a los treinta.

Al cumplir quince años
Descubre en los besos de su madre
La edad de una tierra inalterable.

Oye hablar de tías, canoas y preñeces,
Y de un tal Pedro “Chita” Miranda
Y se une a vecinos de espaldas desalmadas
Que comparan la vida con el espinazo de un jurel.

Un día conoce el cuerpo de una mujer
Aprieta y muerde sus piezas una a una
Y desde entonces
Cuida más a su canoa.

Otro día al morir
Deja una cama  un retrato
Unas ropas en los alambres

Y su nombre en otro hombre de El bajo de La
Marcela
Que tiene diez años
Y ha comenzado, también, a usar los puños.

Jorge García Usta