Hombre
Podemos pedirte que te sientes
y apagues el café así como camino
para que enciendas la derrota
justo al lado de tus sueños
como una llamarada de agua cineraria
vaciada en la sangre
y las horas del cuento de este mundo
Queremos muestres tu mansa piel de vencido
aquellos ojos que no merecieron el cielo
la noche de tu fiebre y tu delirio
donde todas las luciérnagas fueron astros
y un olor de alas pobló la tierra
sólo por el esplendor de la muerte
y la madera de su tacón partido en tu puerta
¡Qué jodida! Ahora cuando tienes al fin conciencia de tus glándulas y usas jarabes de manera previsible para un aliento más denso, ahora cuando le agarraste el gusto a tus zapatos y demoras el corazón en la cama, cuando saludas con campanas un domingo y comes hojas con la solemnidad de un caballo, cuando esperas y conoces la lluvia, cuando ríes y conoces el fuego, ahora, justo ahora, descubres que no pudiste conjurar el tiempo.
Jorge Del Rio
De Los Cuadernos del Descreído
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